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by Daniel S. Mariaschin, executive vice president of B’nai B’rith International

Como representante de una de las organizaciones judías mas grandes del mundo, admiré por años la tenacidad con la que el gobierno del ex presidente Néstor Kichner –y posteriormente el de Cristina Fernández de Kirchner– exigía año tras año ante Naciones Unidas, que Irán entregue a la justicia argentina a los acusados por el atentado a la AMIA.

Hoy, sin embargo, observo con enorme sorpresa y desazón el pacto que el gobierno argentino clandestinamente negoció y firmó con el régimen Iraní.

Por 19 años Irán se negó a cooperar con la justicia argentina y es claro que no va a empezar ahora. Esto es así porque los principales acusados en la causa formaron o aun forman parte del gobierno Iraní. Por lo tanto, es más que ingenuo pensar que Irán finalmente va a entregar a sus propios funcionarios, en virtud de este acuerdo.

El atentado a la AMIA, el acto terrorista mas sangriento que jamás haya sufrido un país Latinoamericano –causando 85 muertos y 300 heridos– fue solo uno de los muchos actos de terror que Irán ordena regularmente, porque para el régimen Iraní el terrorismo es una política de Estado.

La verdadera función del Memorándum de Entendimiento que el gobierno argentino acaba de firmar es desautorizar a la justicia argentina y permitir que Irán se lave la cara internacionalmente. La poca claridad del acuerdo, así como las disposiciones de la ley de Irán –en cuyo suelo será implementado– asegurarán este resultado.

Pero los crímenes del Estado Iraní no pueden ser ocultados. En julio de 2012, el día mismo del aniversario del atentado a la AMIA, operativos de Hezbollah atacaron a turistas israelíes en Burgas, Bulgaria. Luego de seis meses de investigación, el gobierno búlgaro acuso formalmente al grupo terrorista de haber cometido este atentado, el que provoco la muerte de seis turistas –cinco israelíes y uno búlgaro– e hirió a 30 personas. El claro informe del gobierno búlgaro prueba ante el mundo que Irán y Hezbollah aun están conectados en la empresa del terror.

Por años, el régimen Iraní trato de estrechar lazos con Latinoamérica, entre otras razones, para aliviar su aislamiento internacional y exportar su fanatismo anti-Occidental. En la Argentina, la causa AMIA era un claro obstáculo. Lamentablemente –y gracias a este pacto– hoy ya no lo es.

Mediante este perverso pacto, la Argentina ha dañado seriamente su credibilidad y ha abierto una peligrosa puerta a expensas de las víctimas de este terrible crimen.

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